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Líder de voluntarios vale doble!

Actualizado: 27 ago 2020


manos levantadas, hombre pensando

Dentro de nuestras tareas o especialidades como organización, una sobre la que trabajamos mucho es impulsar a las empresas a abrazar la responsabilidad social empresaria (RSE), primero porque coincide con nuestra forma de pensar como empresa, y segundo porque genera valores no convencionales (lamentablemente todavía) para las mismas con los que nos gusta trabajar.

Dentro de las muchas cosas que hay para hacer en este tema, una de las más complejas es conseguir que se genere el voluntariado del personal de la organización. La razón de la dificultad es que implica sacarlos de sus tareas y entornos habituales, y quizás hacer que usen parte de su tiempo personal, además del pagado por la empresa, para hacer alguna tarea en favor de la comunidad.

Pero la parte más difícil de este proceso no es generar voluntarios sino liderarlos.

Uno no se da cuenta de lo arduo de esta tarea hasta que le toca en suerte hacerla, y entiende que, liderar voluntarios, es totalmente diferente a liderar empleados y requiere de otras habilidades.

Y es allí donde se ve mejor el tipo de líder que es cada uno, porque ya la estructura organizacional de la empresa no tiene peso, las motivaciones de los voluntarios son otras y no pasan por hacer carrera en la organización o ganar dinero, son mucho más profundas, menos mundanas y, hasta podría decirse, más espirituales.

Aquí, las condiciones personales del líder se realzan y toman su verdadera magnitud, porque no es lo mismo mover intereses que voluntades y es entonces cuando sabemos si realmente uno es un líder con todas las letras o simplemente el jefe designado de un grupo de personas.

Despojados del poder de la jerarquía formal, pasamos a ser vulnerables o más vulnerables que de costumbre, y tenemos que estar todo el tiempo demostrando por qué somos los elegidos, o morir en el intento, lo que implica, delegar la función en alguien mejor preparado.

Solo si realmente somos referentes, líderes por personalidad, carismáticos y además ejecutamos fielmente la dinámica del verdadero líder que es estar al servicio de su equipo, cumpliremos honrosamente con la tarea.

Desde lo práctico, en nuestra empresa esto a su vez nos hizo revisar los elementos que valoramos en las búsquedas que hacemos de personal jerárquico, y comenzar a agregar, con una alta puntuación en la selección, aquellas experiencias de liderazgo de voluntarios que los postulantes tienen en su historia de vida.

Por supuesto que esto no cambia algunas apreciaciones básicas que uno debe hacer sobre los futuros líderes, pero nos da una mirada diferente de los valores y de la calidad humana necesaria de la persona a seleccionar para dirigir a otros, cosa que demasiadas veces dejamos de lado por prestar mucha más atención a los aspectos técnicos y fortalezas académicas.

Y quizás, si hoy tenemos gente a cargo y tenemos la oportunidad de trabajar por fuera de la empresa en algún voluntariado liderando algún grupo, puedo decirles por experiencia, que la resultante puede ser maravillosa si soportamos esta práctica.

Saldremos fortalecidos, con otra mirada y otra sensibilidad.

Y si nos fue mal, habremos tenido por suerte la posibilidad de probarnos en un ámbito donde los líderes deben serlo de verdad, y quizás, si somos lo suficientemente hábiles y humildes, habremos aprendido una lección que vale oro para nuestra carrera.


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