En las organizaciones, todo el tiempo enfrentamos cambios, el tema es cómo actuamos ante ellos y qué hacemos para prepararnos para el desafío. El cambio es lo único permanente, por lo cual, no saber lidiar con él nos deja fuera del juego.
Podemos ser de los que ponemos el pecho y nos enfrentamos a las turbulencias que generan o ser de los que esperan escondidos que otro resuelva.
He aquí la diferencia entre líderes y seguidores.
En la vida de las organizaciones, es fácil ser líder cuando todo marcha bien, cuando todo es estable, y nada fácil cuando pasa lo contrario.
Un buen líder es flexible y adaptable, pero siempre fiel a sus creencias y valores, independientemente de las presiones ambientales u organizacionales.
Los verdaderos líderes se hacen responsables de sus acciones, enfrentan los cambios como un desafío y mantienen el paso, porque es lo que la organización necesita.
Claro que enfrentar los cambios requiere coraje, que es un atributo de liderazgo importante, aunque muchas veces pasado por alto en el mundo de los negocios.
Quizás podamos hablar de 3 tipos diferentes de coraje:
Para fallar
Para actuar con las personas
Para ser moral y ético
Coraje para fallar:
Muchas organizaciones no permiten las fallas por más que sostengan internamente que de los errores se aprende. Queda bien decirlo, pero en la práctica no se aplica.
Estas organizaciones no están preparadas para ser exitosas y van a fallar en el intento.
Ser líderes en estas organizaciones es difícil, y aceptar que se puede fallar requiere de mucho coraje.
En lo personal, he visto una sola empresa que premiaba al grupo o a la persona que había cometido un error y lo explicitaba documentándolo. Se dieron cuenta de que el fracaso era una necesidad para tener éxito.
Solo hay que tener presente un detalle, y es que el miedo a fallar nos hace ser más cuidadosos. No tener miedo a fallar puede hacer que no nos preocupe el fallo y eso si puede ser pernicioso para la organización.
Coraje para actuar con las personas:
Usualmente los líderes que poseen este coraje tienen muy buenas relaciones interpersonales, cuidan a su gente, pero son capaces de tomar las decisiones duras necesarias tratando las situaciones de la mejor manera posible.
Estos líderes, también aceptan la crítica constructiva, reconocen sus errores y sus limitaciones. Manejan muy bien la ansiedad, el riesgo y la ambigüedad usual de toda relación humana.
Son buenos en la escucha y piden y aceptan opiniones, aún contrarias a las propias porque consideran que así se obtienen mejores resultados
Coraje para ser moral y ético:
Este es uno de los corajes complicados en función del entorno. Fácil de llevar a cabo donde la ética y la moral prevalecen porque es hacer lo que corresponde, pero difícil donde no son moneda corriente.
Muchas veces este tipo de coraje puede jugar en contra de la propia carrera en estos últimos ámbitos, porque se debe estar dispuesto a negarse a hacer lo que a veces la organización considera necesario, aunque no sea correcto.
Ralph Waldo Emerson, un escritor, filósofo y poeta del siglo XIX, que contribuyó al desarrollo del movimiento del «Nuevo Pensamiento», decía sobre los líderes: “Sea cual sea el curso que decida, siempre hay alguien para decirle que está equivocado. Siempre surgen dificultades que lo tientan a creer que sus críticos tienen razón. Para trazar un curso de acción y seguirlo hasta el final se requiere coraje ".
Pero el coraje en sí, tiene que aparecer incluso siendo un seguidor. Allí es donde se forja, donde se hacen los primeros pasos, los primeros intentos de lidiar con lo que viene. Si alguien no aprende a mostrar coraje como seguidor, difícilmente lo tenga como líder.
Entonces, ¿Tienes lo necesario para ser líder?
Si la respuesta es negativa, entonces este artículo puede servirte como una pequeña guía para trazarte un plan y establecer el camino que te lleve a obtener lo que te falta.