En el cambiante mundo de hoy, agresivo muchas veces, altamente competitivo, y voraz con aquellos que se quedan atrás, siempre debemos estar reinventando.
Puede que se trate de nuestra carrera, de nuestro negocio, o de la vida laboral, pero siempre debemos estar ajustando y buscando nuevas alternativas, al punto de, muchas veces, patear el tablero y comenzar de nuevo.
Como están dadas las cosas, ser experto en reinventarse es vital para el éxito y hay que aprovechar al máximo nuestros instintos personales para generar un impulso profesional que nos permita llevar a cabo estas reinvenciones.
Claro que tenemos que tener una buena autocrítica, y estar analizando nuestra performance o la de nuestro negocio todo el tiempo para poder así determinar qué ha funcionado y qué no ha funcionado, y que es lo que deberíamos hacer a continuación.
Y esto debe suceder todo el tiempo, ya sea que nos encontremos trabajando o “entre trabajos” (between jobs), como dicen los que sienten un poco de vergüenza por estar desocupados o aquellos positivos y optimistas que no toman esto como un gran problema y lo asumen como temporal.
El problema aquí es que, muchas veces, el día a día nos insume todas las energías y no podemos poner foco en esto, y la reinvención necesita poder despejar la cabeza y tener el tiempo necesario disponible.
Cuando esto nos pasa y no podemos solos, siempre es muy útil tener un asesor de confianza.
Con él se puede compartir la verdad de lo que nos pasa, rendir cuentas si pactamos objetivos y tener un recurso al que se puede recurrir con poca antelación para obtener ideas, consejos, alternativas y soluciones innovadoras, o, de mínima, una visión diferente de la nuestra sobre el tema que nos ocupa.
Este asesor de confianza puede ser una persona o un grupo de ellas y podría tener distintos formatos, pero todos con el mismo fin.
Los formatos más usuales que encontramos son:
un entrenador ejecutivo o coach (usualmente lo contrata la empresa, y es alguien que está disponible para ayudarnos)
un grupo de apoyo (referentes de la organización en la que nos desempeñamos)
un grupo consultivo de pares (hay varias organizaciones que arman grupos de gerentes, directores o dueños de empresa que comparten experiencias)
un compañero de negocio (quien nos conoce bien a nosotros y al negocio)
un familiar con una amplia experiencia laboral y profesional
Este asesor puede ayudarnos a hacer mejor nuestra tarea, de manera más inteligente y más rápida, rompiendo nuestros bloqueos.
Por algo las estrellas de la música, así como los atletas, utilizan un entrenador ejecutivo o coach como su asesor de confianza.
Pero para que la magia ocurra se tienen que dar ciertas condiciones.
La primera y más importante, la confianza en el apoyo a recibir y la apertura mental para aceptarlo.
La segunda y no menos importante, la asignación de tiempo para que esta ayuda ocurra. Demasiadas veces me encontré con que mis asesorados no asistían a nuestras reuniones por cuestiones operativas o problemas, que eran los mismos que tratábamos de resolver.
Por último, la capacidad y humildad de aceptar que nos equivocamos y no anteponer el orgullo que nos hace negar nuestros errores.
Y en tu caso… ¿pensaste alguna vez en buscar ayuda?