Acaban de presentarte y la sala quedó en silencio.
Tu estómago está revuelto, tus palmas están sudorosas y tu mente se ha quedado en blanco.
¿Estás condenado a la parálisis, o puedes superar ese nerviosismo y hacer una presentación que sorprenda a la audiencia? (O al menos los deje satisfechos).
Si eres como la mayoría de las personas, hablar en público o hacer una presentación es uno de sus principales temores y esto se conoce como "glosofobia".
Sin embargo, en nuestras organizaciones, a menudo debemos pasar por esto. Puede que no sea para una audiencia de cientos, pero dar presentaciones al personal o incluso a los miembros del equipo es algo bastante común.
Por eso es necesario desarrollar algunas estrategias y técnicas para controlar tus nervios y poder concentrarte en ofrecer una presentación efectiva y atractiva.
Ten en cuenta que no siempre puedes obviar tu nerviosismo, y esto se debe a que presentar no es una actividad natural, y que incluso a los presentadores más experimentados los pone un poco nerviosos.
El punto es usar esa energía nerviosa a tu favor.
Cuando estás en este estado elevado por la adrenalina, puedes usar esa energía para comunicarte de manera entusiasta, convincente y apasionada.
La clave es disminuir el nivel de nerviosismo para que puedas usar tu energía en estas actividades positivas, y no en tratar de controlar tus nervios.
Para aprovechar tu nerviosismo y controlarlo, hay seis consejos clave para recordar.
Seis pasos para conquistar los nervios de una presentación
1. Estudia a tu audiencia antes de la presentación.
Cuanto más seguro estés de que les estás presentando material útil e interesante, menos nervioso estarás en general, entonces:
Define tu público objetivo
Pregunta a personas representativas de la audiencia, qué esperan de la presentación
Has pasar tu agenda por algunas personas para ver si piensan que falta algo o es excesivo
Considera contactar previamente a los participantes por correo electrónico y hacerles algunas preguntas sobre lo que esperan
Saluda a los miembros de la audiencia en la puerta y haz una encuesta rápida de por qué están allí y qué esperan.
2. Conoce bien tu material
Nada es peor para los nervios que tratar de hacer una presentación sobre un tema para el que no estás bien preparado.
Esto no significa que tengas que ser un gran experto, pero será mejor que lo conozcas muy bien antes del día de la presentación.
Asegúrate que has entendido correctamente a tu audiencia y sus necesidades.
Posiblemente no puedas cubrir todo lo que sabes en tu presentación así que selecciona los puntos más pertinentes.
Incluye preguntas ocasionales para fomentar la participación de la audiencia, ya que esto mejora la experiencia de aprendizaje. Además, esto permite entregar información de una manera más conversacional, lo que a menudo la hace más creíble.
3. Estructura tu presentación
Una técnica común muy usada para tratar de calmar el nerviosismo es memorizar lo que pretendes decir, pero esto hace que tu entrega suene fría y robótica.
Peor aún, si te pierdes u olvidas algo, toda tu presentación se desbarata y tu nerviosismo se agrava.
Es mucho mejor estructurar tu presentación para tener pistas de lo que viene a continuación.
Una forma es tener un conjunto de frases clave que puedas consultar por algún medio, y que con ellas puedas guiarte sobre lo que viene a continuación.
Y, si está usando diapositivas, usa estas frases en las transiciones entre ellas.
Este enfoque te puede ayudar a recordar lo que quieres decir, y el orden en que decirlo.
Otra estructura simple, ampliamente utilizada y altamente efectiva es decirle a la audiencia el temario, e ir volviendo al mismo cuando terminas cada punto.
4. Practica, practica, practica…
Debes evitar recitar de memoria tu presentación, pero debes sentirse muy cómodo haciéndola.
La familiaridad brinda confianza y la práctica te ayuda a pronunciar las palabras de forma natural, por lo que el mensaje se recibirá de la misma manera.
Cuando estés ensayando:
Estudia la organización y el orden de la presentación
Si sientes la necesidad de memorizar, limítate a la apertura, porque esto te ayudará a tener un buen comienzo
Trata de filmarte, y así descubrirás cómo te ves y cómo suenas para los demás, para luego hacer un plan para cambiar las cosas que necesites cambiar
Prepárate para grandes eventos practicando primero con una audiencia más pequeña
5. Prepárate, prepárate, prepárate…
Una vez que sepas lo que vas a decir, debes prepararte para la entrega real.
Decide qué vas a usar y hazlo cómodo y apropiado para el nivel de tu audiencia
Llega temprano y prepara todo
Anticípate a los problemas y ten copias de seguridad y contingencias en caso de que algo no funcione, te olvides de algo, o algo no previsto ocurra (gestión de riesgos)
Si es posible, realiza una última prueba de todo en el entorno real
Prepara respuestas a preguntas en forma anticipada y trate de pensar como lo hace esa persona de la audiencia que siempre trata de hacerte caer en alguna trampa o hace preguntas incómodas
6. Tranquilízate desde adentro
El nerviosismo provoca reacciones fisiológicas que se atribuyen principalmente al aumento de adrenalina en tu sistema, pero puedes contrarrestar estos efectos con algunas técnicas simples:
Practica la respiración profunda. La adrenalina te hace respirar superficialmente, y, al respirar profundamente, tu cerebro obtendrá el oxígeno que necesita, y el ritmo más lento engañará a tu cuerpo haciéndole creer que estás más tranquilo. Esto también ayuda con los temblores de voz, que pueden ocurrir cuando la respiración es irregular.
Bebe agua La adrenalina puede causar sequedad en la boca, lo que a su vez hace que se trabe la lengua, por lo que debes tener un vaso de agua a mano, tomar unos sorbos de vez en cuando, y hacerlo especialmente cuando quieras enfatizar un punto.
Sonríe Este es un relajante natural que envía químicos positivos a través de tu cuerpo. Justo antes de empezar a hablar, has una pausa, has contacto visual y sonríe. Esto es muy relajante y te da tiempo para adaptarte a ser el centro de atención
Utiliza técnicas de visualización Imagina que estás presentando a una audiencia interesada, entusiasmada, sonriente y que reacciona positivamente. Fija esta imagen positiva en tu mente y recuérdala justo antes de que estés listo para continuar.
Presiona y masajea tu frente Esto sirva para energizar el centro del habla.
Habla más despacio de lo que lo harías en una conversación y deja pausas más largas entre oraciones. Este ritmo más lento te calmará y también te hará más fácil de escuchar y entender.
Muévete durante tu presentación Esto gastará parte de tu energía nerviosa.
Deja de pensar en ti mismo Recuerda que la audiencia está allí para obtener información, y es tu trabajo hacérsela llegar y poner el foco en ellos
Resumen final
A la hora de presentar, los nervios son inevitables, pero no debes dejar que empañen lo mejor de ti.
Necesitas desarrollar una estrategia para desviar la atención de tu nerviosismo y poner esa energía en un uso positivo.
Al controlar la mayor cantidad de incertidumbre posible, aumentarás tu confianza en tu capacidad de ofrecer una presentación excelente.
Infórmate, practica mucho y prepárate bien probando algunas técnicas de relajación física.
Para todo esto, un buen coach ayuda mucho, así que, si estás necesitando uno, estamos para ayudarte.
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