¿Comunicas o solo hablas sin medir riesgos? El arte de la comunicación efectiva
- Daniel Sachi
- hace 4 días
- 3 Min. de lectura

Imagina esto: estás en una reunión importante.
Tu equipo discute un proyecto clave, hay tensión en el aire, y de pronto alguien suelta: "Bueno, esto es obvio, ¿no?"
En segundos, la energía del grupo cambia.
Algunos asienten incómodos, otros fruncen el ceño, y más de uno piensa: "¿En serio cree que no lo entendimos?"
Así, con una sola frase mal planteada, lo que podría haber sido una conversación productiva se convierte en un campo minado de resentimientos sordos.
Y es que la comunicación no es solo lo que decimos, sino cómo lo decimos, a quién, y con qué intención.
Como dice Marshall Rosenberg en su libro Comunicación No Violenta:
"Si me hablas con aires de amo y señor, te sentirás como si hablaras con la pared."
Y créeme, en el mundo empresarial, esas paredes son más comunes de lo que pensamos.
Cuando las palabras no conectan (y cuestan dinero)
En ROI Agile, trabajamos con decenas de empresas que llegan con un mismo problema: "Tenemos buenos profesionales, pero no logramos alinearlos."
Y cuando profundizamos, descubrimos que el verdadero obstáculo no es la estrategia, ni el talento, sino la forma en que se comunican.
Ejemplo 1: El jefe que "solo daba feedback positivo" (pero nadie lo creía)
Una startup de tecnología nos contactó porque su equipo de desarrollo estaba desmotivado.
El fundador decía: "Siempre les digo que hacen un gran trabajo."
Pero al hablar con los empleados, descubrimos que percibían sus elogios como genéricos, vacíos.
"Dice ‘excelente’ a todo, pero nunca especifica qué estuvo bien o qué podemos mejorar", nos confesó un programador.
Resultado: Falta de confianza, poca mejora continua y, finalmente, rotación de talento.
Ejemplo 2: La reunión donde todos asentían (pero nadie entendía)
En una multinacional, un gerente presentó un nuevo proceso con diapositivas llenas de jerga técnica.
Todos asintieron.
Tres meses después, el proyecto fracasó.
¿Por qué? Porque nadie se atrevió a decir: "No entendí nada."
Resultado: Pérdida de tiempo, recursos y credibilidad.
Los 3 pecados capitales de la comunicación empresarial
1. El monólogo disfrazado de diálogo
Frases como "¿Alguna pregunta?" (dicho rápido, mirando el reloj).
O peor: "Esto es así porque sí."
2. El feedback fantasma
"Vas bien" (sin contexto).
"Hay que mejorar" (sin ejemplos).
3. La sobrecarga de información
Mensajes de 10 párrafos cuando bastaban 3 líneas.
Reuniones de 2 horas que pudieron ser un email.
Como decía George Bernard Shaw:
"El problema de la comunicación es la ilusión de que ha ocurrido."
Cómo evitar que tu comunicación se convierta en ruido (con ejemplos reales)
1. Deja de suponer y empieza a preguntar
En lugar de: "¿Entendieron?" (que solo genera asentimientos forzados), prueba:
"¿Qué parte les quedó más clara y cuál les genera dudas?"
Caso real: Un cliente de ROI Agile implementó esto en sus retrospectivas y redujo un 40% los errores por malentendidos.
2. Cambia "pero" por "y"
❌ "Tu informe está bien, pero falta información." → Suena a rechazo.
✅ "Tu informe está bien y podríamos enriquecerlo con más información." → Suena a mejora.
3. Usa historias, no solo datos
En lugar de: "Las ventas cayeron un 15%." Usa algo como esto:
"Imagina que cada 1% de caída representa 10 clientes insatisfechos.
¿Qué podemos hacer para recuperarlos?"
5 preguntas para diagnosticar tu comunicación interna
Antes de cerrar, haz este ejercicio con tu equipo:
¿Cuándo fue la última vez que alguien dijo "no entendí" sin miedo?
¿Los feedbacks que das generan acción o solo culpa?
¿Tus reuniones terminan con acuerdos claros o con más dudas?
¿Tu equipo repite frases como "es que así siempre se ha hecho"?
¿Prefieres escribir un correo de 500 palabras o una llamada de 3 minutos?
Conclusión: Si quieres resultados distintos, habla distinto (y trata de tener una comunicación efectiva)
La comunicación efectiva no es una competencia blanda o soft skill.
Es el combustible de la productividad, la innovación y la confianza.
Y como bien dice Joseph Jaworski en Sincronicidad:
"No vemos el mundo que existe, sino el mundo que nuestras palabras crean."
Así que la próxima vez que hables en una reunión, envíes un correo o des feedback, pregúntate:
¿Estoy construyendo puentes o muros?
¿Mis palabras clarifican o confunden?
¿Estoy escuchando para responder o para entender?
Porque al final, las empresas no fracasan por malas ideas.
Fracasan por no saber comunicarlas.
Y tú, ¿Estás comunicando o solo hablas sin medir los riesgos?
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