Hace 20 años, hubo un momento en que la gran mayoría de las organizaciones trabajaba en un proyecto muy grande que en la mayoría de los lugares se lo llamó Y2K (Year 2000).
Ese proyecto, casi universal, se gestó por un profundo miedo atizado por los medios de comunicación, el miedo a que, al cambiar de milenio, los sistemas informáticos dejaran de funcionar.
Y ese miedo fue sideralmente más grande que la realidad, pero nos hizo trabajar muchísimo en la previsión.
En esa época yo estaba trabajando en un cargo directivo en una importante multinacional y desde la corporación nos vino un manual con el plan de continuidad de negocios o más famosamente conocido como BCP por sus siglas en inglés (Business Continuity Plan) .
Lo primero que hice después de leerlo completo fue traducirlo al castellano, porque en mi territorio (Norte y sur de Chile y toda la patagonia desde Buenos Aires hasta Ushuaia, tenía mucha gente con pocos o nulos conocimientos de inglés, y ésta iba a ser la documentación de consulta ante la crisis en las 7 plantas y 30 depósitos distribuidos en esa geografía.
Luego de eso, agregué algunos pasos y circuitos que me parecía que faltaban, pues lo que se contemplaba eran los sucesos directamente relacionados con problemas de sistemas, y me pareció que había muchos otros indirectamente relacionados, o incluso, localismos que tenían una alta probabilidad de ocurrencia, como cortes de rutas, piquetes y otros que podían afectar la operatoria.
En ese momento, el enemigo era conocido y tenía una fecha de supuesta aparición, el 31 de diciembre de 1999 a las 23:59…
¿Por qué viene a cuento esto?
Bien, me pareció interesante recordarlo porque un BCP se hace justamente para asegurar la continuidad de negocio, y veo que, muchas empresas, no estaban preparadas para un evento externo que afectara la operatoria diaria como lo está haciendo la pandemia, con el agravante de no ser tan previsible en cuanto a su aparición.
Esta vez la película tiene un actor que es el Coronavirus o COVID-19, pero ya ha habido precuelas con otros actores en el papel principal, como el SARS, el H1N1, el síndrome de la vaca loca y otros, y la OMS espera que haya más a futuro.
Y esto sin contar otros eventos internacionales que ocurrieron (y pueden volver ocurrir), que afectaron la provisión de insumos básicos o acarrearon otros problemas como guerras, crisis económicas y otros.
Esto nos muestra la poca memoria que tenemos, la sensación de omnipotencia de muchos y la falta de previsión que mostramos algunas veces.
Creo que es tiempo de prepararnos para el futuro, porque esta vez, el impacto ha sido lo suficientemente fuerte como para despertarnos del letargo y la globalización hace que nadie esté exento.
Debemos generar buenos planes de continuidad de negocio, y para ello, necesitamos tener nuestro mapa de procesos bien armado, nuestra lista de insumos de cada uno, y, por supuesto, nuestra definición de riesgos de unos y otros estableciendo los caminos alternativos o los insumos de reemplazo.
Es un trabajo muy largo, lo sé por experiencia, e incluso hasta se podría decir que no termina porque en el camino uno se da cuenta que puede llegar a necesitar la alternativa de la alternativa... pero es preciso hacerlo.
Creo que esta pandemia, nos marcó la cancha, nos mostró nuestras debilidades y dejó a algunos al borde del colapso, por lo tanto, es necesario hacer todo lo humanamente posible para que la próxima nos encuentre, al menos, un poco mejor preparados.
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NOTA
Nosotros trabajamos internamente y con nuestros clientes con nuestro servicio Agile-ON Resilient un BCP vivo, trabajado con un marco de trabajo ágil.
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