Esta es una cuestión que sigue viniendo a mi mente todo el tiempo cuando veo los resultados que la educación formal está generando.
Nuestro sistema educativo actual, en particular el universitario, está diseñado para producir más y más empleados o profesionales que encajen perfectamente en un esquema de funcionamiento idealizado de nuestras economías.
Su objetivo es producir elementos dedicados a la producción en masa, y/o basados en la especialización.
Tenemos ingenieros, médicos, contables, analistas, técnicos, profesionales de software y muchas otras especializaciones más, cada una diseñada para encajar en una rueda más grande como parte del engranaje.
En un escalón más arriba, tenemos los MBA que preparan a individuos para poder "administrar" estos engranajes, y asegurarnos de que estén en su lugar y funcionando de manera óptima.
Y, un poco más arriba aún, tenemos los seminarios ejecutivos para calar más profundo y formar personas para afrontar las decisiones estratégicas que deben ser tomadas en las organizaciones.
Hasta aquí, todo parece bien armado y preparado como corresponde, produciendo lo necesario…
Pues no.
El problema radica en que los modelos de negocio han ido cambiando, y las grandes corporaciones, antes casi el único medio donde se ofrecía empleo, fueron siendo reemplazadas, o superadas en número, por pequeñas empresas formadas por emprendedores.
El tema aquí es que poco o nada se enseña sobre emprender en la educación formal, ya que no se prepara a los estudiantes para generar su propia empresa, sino para ser parte especializada de una.
Y el tema es que estas nuevas empresas, requieren generalistas, capaces de pasar por las distintas actividades de una organización, haciendo un poco de todo, elaborando estrategias, manejando gente y procesos, vendiendo o convenciendo a futuros clientes, y, en el camino, haciendo uso de las capacidades aprendidas como especialistas para producir lo que haya definido como el producto o servicio de su empresa.
En los años que llevo ayudando a emprendedores, la norma es que saben muy bien hacer algo productivo, pero pocos pueden armar un plan de negocio consistente, manejar las finanzas, hablar con clientes o manejar a otras personas, y no por falta de inteligencia, que les sobra, sino por falta de preparación.
Lo cierto es que, mundialmente, las pequeñas y medianas empresas y los emprendedores, son los que están moviendo las economías, y la mortandad de estos todavía sigue siendo muy grande.
Con base en los datos que se manejan en diversas organizaciones, se puede ver que muchas microempresas mueren en menos de un año, estando su tasa de mortalidad entre 50% y 55%.
En el caso de las empresas con menos de dos años de existir, la tasa de mortalidad es de alrededor de un 40%, y entre las pequeñas empresas con cinco o más años, la mortalidad varía entre 20% y 25%, aproximadamente.
Con estos números, creo que todos pueden darse cuenta por qué este tema sigue preocupando, y por qué y bajo qué nuevo paradigma debiera funcionar la educación.
¿No crees que es hora de cambiar?
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