En tiempos de crisis, muchas empresas reaccionan con recortes automáticos: beneficios, gastos, proveedores y hasta personal. Pero esas decisiones, aunque temporales, dejan marcas permanentes en la cultura y el clima laboral. Este artículo analiza cómo las medidas apresuradas pueden generar un efecto boomerang, erosionando la confianza, dañando relaciones externas y dejando cicatrices que condicionan el futuro. Más que soluciones mágicas, se proponen enfoques realistas