Mi biblioteca es muy ecléctica.
Tengo muchos libros que pasan por los más diversos temas, desde arqueología y la historia del antiguo Egipto, hasta la ciencia ficción y la poesía.
Sin embargo, los libros de negocios, de liderazgo y de carrera fueron los que más se fueron acumulando durante los últimos años.
En medio de todos estos últimos hay uno que se destaca por lo antiguo, The Effective Executive [Harper & Row, 1966] de Peter Drucker.
A pesar de su avanzada edad, el libro aún tiene una profunda relevancia y actualidad, incluso sin hacer ninguna referencia a Internet o herramientas tecnológicas, que eran inexistentes en la época en que se escribió.
En este libro Drucker habla de la efectividad ejecutiva y las características que esta tiene:
La habilidad de usar el tiempo sabiamente
Un enfoque puntilloso
Un impulso hacia las contribuciones de la organización
La habilidad de crear fortalezas productivas
Previsión
Confianza en sí mismo
Coraje
Buen juicio y toma de decisiones acertadas
También en el mismo libro asegura que "El autodesarrollo del ejecutivo efectivo es fundamental para el desarrollo de la organización", y agrega que "la efectividad ejecutiva es nuestra mejor esperanza para hacer que la sociedad moderna sea económicamente productiva y viable socialmente".
¿Por qué es tan vigente?
Porque las características descritas siguen siendo necesarias hoy en día y porque el desarrollo propio es cada vez más importante a medida que los presupuestos de las organizaciones se comprimen y la carga de la educación y la capacitación recaen directamente sobre los hombros de los ejecutivos.
Si bien los ejecutivos sin duda agudizan sus habilidades a través de la experiencia práctica diaria, el aprendizaje y la mejora son esfuerzos continuos.
Esto implica que ya no se puede esperar de las empresas que dirijan nuestra carrera, que nos provean del entrenamiento necesario y que acudan con fondos cada vez que necesitamos aprender alguna cosa.
Y hoy en día, aprender algo nuevo todos los días es una necesidad constante.
La falta de preocupación personal sobre este tema hará que nuestro crecimiento esté ligado a la capacidad de fondearlo que tenga la empresa, y apostar a esto en estos tiempos es un juego casi perdido.
Lo bueno es que cada vez hay más oferta de entrenamiento de bajo costo o gratuito en las redes, y cada vez hay más empresas asociándose en clústeres y aprovechando capacitación más costosa pero repartida entre las empresas miembros, o con costos compartidos con su personal, con lo cual pasa a ser algo bastante accesible.
Nuevamente y, de cualquier manera, el motor personal es el que cuenta y si éste no es el que tracciona, seguiremos vegetando en las organizaciones.
Por eso, lo mejor que podemos hacer es tomar las riendas de nuestra carrera, trabajar duro en prepararnos, y quizás, agradecer a Drucker por el consejo, que de esto, algo sabía.
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