En todos estos años, innumerables veces me he encontrado con el mismo tema: la deficiente comunicación entre empleados y empleadores.
Y no es que no la haya, sino que es selectiva y deja cosas muy importantes fuera.
Algunas empresas comunican los logros obtenidos, unas pocas sus ganancias, casi todas las reglas y convenciones que hacen al trabajo diario y los nuevos clientes que se van obteniendo, todo en forma unidireccional.
Pero muy pocas lo hacen bidireccionalmente, es decir, con cada empleado para saber qué esperan ellos de la empresa, cuál podría ser su futuro o cuáles sus inquietudes respecto al trabajo.
Y esto es más que importante porque, por no saberlo, no se trabaja en estos aspectos y se pierde mucho capital humano en el camino, ya sea porque se van, o porque se resignan a no ser nunca consultados y ser uno más en la nómina.
Tampoco los empleados toman la iniciativa, en particular porque muchos piensan que esto puede señalar incomodidades y temen aparecer como las personas disconformes en la organización, lo que los puede llevar a quedarse sin trabajo.
En realidad, las empresas debieran preocuparse de esta falta de inquietud respecto a su futuro que tienen los empleados, porque esto puede evidenciar que el desgano o la falta de interés están instalados y que no se está trabajando lo mejor que se puede, sino que simplemente se está.
Esto es lo que llamamos “presentismo”, es decir, hay una persona ocupando un espacio y cumpliendo un horario, no alguien que está involucrado en la tarea que lleva a cabo y pensando cómo mejorarla.
Por supuesto, estas situaciones no son fáciles de resolver, ya que comenzar a hacer preguntas de repente, puede asustar más que ayudar.
La idea es que, la empresa debe entender la importancia de esto y obrar en consecuencia, comenzando con el proceso de cambio haciéndolo tangible y visible, es decir, anunciándolo, ejecutándolo y comunicándolo de manera eficaz.
Para llevar adelante esto hay varias técnicas posibles de las que mencionamos solo algunas:
Desayunos de trabajo con algún directivo y con preguntas abiertas
Reuniones con los directivos por área de trabajo
Charlas que lleven adelante los referentes informales de la organización que ayuden a desplegar el mensaje al resto
Implantación del “mentoring” para tener empleados experimentados y con conocimiento de la empresa que sirvan como canales de otras personas con las cuales tienen una estrecha relación, y por lo tanto mayor confianza
Cualquiera de estas técnicas o combinación de ellas, hará que se tenga una relación más directa entre las dos partes, y haya oportunidad de que se mejore la comunicación y se produzca el cambio.
Con esto podrán comenzar a surgir ideas para mejorar el trabajo, y algo muy importante, se podrán conocer las expectativas de las personas como para poder delinear su futuro, o en su defecto, estar atentos a las posibilidades, acciones e impactos si las expectativas exceden lo que puede cumplirse dentro de la empresa.
Claro que este trabajo tiene un riesgo y es que, si no está bien orquestado y con los actores correctos, mucho puede fallar, y las expectativas creadas en la gente pueden ser contraproducentes al no generarse los cambios, o quedar sin modificarse situaciones que se hicieron visibles al levantar la información.
Otro punto importante es que todos los actores deben compartir el mensaje, el objetivo y, en cierto modo, las formas, dado que si se parte de una concepción errónea del qué y del para qué, o no se trasmite como es debido, hay mucho que perder.
Como corolario, siempre en estos casos conviene involucrar a un profesional en la materia que guíe el proyecto, que tenga claro los objetivos y que sepa cómo lidiar con estas situaciones, y mantener la caja de Pandora, siempre bien cerrada.
Caso contrario, que Zeus nos ayude!