top of page

¿Cuán lejos estás de lo que querías ser?



Todos comenzamos laboralmente en algún momento desde cero y soñamos con lo grande que queríamos ser.


Desde ese momento, cada día practicamos rutinariamente y cuidadosamente nuestros movimientos en nuestro trabajo, e intentamos aprender nuevos trucos para complacer a quienes tenían el poder de repartir cambios en nuestra posición, nuestro salario o bonificaciones.


Regularmente, analizábamos nuestra performance, admirando la máquina de combate que seguíamos siendo. Esto al menos durante los primeros años.


Cuando nos encontrábamos con excompañeros de nuestra universidad o escuela, intercambiábamos notas para ver si alguien había aprendido algún truco sobre el que no teníamos ni idea, y por lo general, siempre nos llevábamos alguna cosa nueva para implementar en nuestra actividad diaria.


Leíamos revistas profesionales y cada artículo que salía en Internet del que pudiéramos sacar algo útil y conocíamos los nombres de todos esos autores famosos, que nos eran tan familiares como cuando estudiábamos y nuestros profesores nos animaban a leer más y más, aunque, en los momentos importantes de entrega, se burlaran de nuestro trabajo etiquetándolo con un “regular” o a lo sumo un “bueno”, a pesar de nuestros esfuerzos.


Pero esto no nos hacía cejar en el esfuerzo y nos llevaba a una fuerte determinación de seguir trabajando para perfeccionar nuestras habilidades hasta que pudiéramos conseguir un “excelente”.


Aún con todo ese aprendizaje, y pasando todos esos momentos dolorosos, descubrimos que no habíamos avanzado y supimos que teníamos que ser mejor que el mejor para dejar una marca en este grande y perverso mundo…


Quizás alguno se sienta más o menos identificado con esta historia, aunque aquellos que pensamos en que siempre podemos un poco más nos veamos muy representados.


Llegado este punto, hay varios finales para este cuento y los podemos ejemplificar con algunas famosas frases, pero no podríamos decir cuál es el final feliz, porque depende mucho de lo que quieras para tu vida.


Un posible final sería en esta instancia, rendirnos, conformarnos con lo que pudimos hacer hasta aquí y convencernos que hicimos nuestro mejor esfuerzo, amigándonos con la idea, porque como decía Erasmo de Rotterdam, “La felicidad consiste, principalmente, en conformarse con la suerte; es querer ser lo que uno es.”


Otro sería, desalentarnos y dejar de hacer hasta el mínimo esfuerzo, estancándonos o retrocediendo en nuestra carrera y en nuestra vida ya que, al decir de Diego de Saavedra Fajardo, “Rendirse ante la adversidad es mostrarse de su parte.” y este si podríamos asegurar que no sería un final feliz.


Un último que en lo personal es el que adopté, es el de pensar que siempre se puede más, se puede seguir aprendiendo y se puede seguir dando, pero sin compararnos con otros sino tratando de superarnos solo a nosotros mismos, siendo mejores de lo que fuimos, porque como decía la Madre Teresa de Calcuta, “Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.”


Y tú, ¿en qué posición te encuentras?

130 visualizaciones0 comentarios

Únete a nuestra lista de correo y no te pierdas las nuevas entradas del blog

bottom of page