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Cómo seleccionar la metodología ideal para un proyecto


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En otros artículos he mencionado alguna premisa sobre la selección de la metodología a usar en un proyecto, generalizando la apertura por dos ejes, el conocimiento de las herramientas o métodos a ser utilizados y la estabilidad o certeza de los requisitos a ser construidos.


Si bien esta primera selección es un buen divisor de aguas, hay una serie de elementos extras a ser considerados para afinar la puntería.


Recorramos una pequeña lista para ver qué decisiones esenciales debe tomar un gestor de proyecto al seleccionar una metodología:


Presupuesto

Los presupuestos juegan un papel importante en cualquier proyecto, y el tipo de metodología a utilizar es importante porque diferentes metodologías tienen diferente carga presupuestaria.


Como es algo que debe ser formulado al inicio de la vida de un proyecto, la estimación del presupuesto se basa con mayor frecuencia en estimaciones análogas (costo de otros proyectos parecidos en el pasado), y otras no tan frecuentes, en el dinero disponible para asignar a lo que queremos hacer.


El monto estimado o disponible es la limitante a usar para la elección.


Tamaño del equipo

Las metodologías no son directamente proporcionales al tamaño del equipo, pero sí hay algunas restricciones para usarlas en función de la cantidad de personas.


Por ejemplo, Scrum, como metodología ágil es eficiente con equipos entre 5 y 9 personas, siendo los más grandes muy difíciles de manejar y los más pequeños poco útiles.


Muchas veces, la elección no pasa por cambiar la metodología, sino por dividir el proyecto en subproyectos más manejables y asignar a estos la metodología que mejor les cuadre.


Tecnología utilizada

La tecnología utilizada en un proyecto afecta la dirección y el tipo de metodología seleccionada, ya que, si usamos una tecnología desconocida, esto ralentizará el progreso.


Para que esto se dimensione correctamente, en muchos proyectos, la simulación, las pruebas y el aprendizaje de nuevas tecnologías se consideran en realidad una fase temprana de la metodología.


Herramientas y técnicas

Algunas metodologías de proyectos requieren más herramientas y técnicas que otras.


Algunas, por su complejidad, necesitan herramientas de gestión de proyectos; mientras que otras requieren casi nada o se arreglan con una planilla de seguimiento.


A la hora de definir la metodología, es bueno tener en claro si se tendrán los recursos extra necesarios para las necesidades específicas, ya que, si no, gestionar el proyecto será una tarea titánica y con grandes posibilidades de perder el rumbo.


Criticidad del proyecto

Cualquier proyecto crítico con una fecha objetivo "impostergable" debe tener la elección correcta de metodología.


Si la metodología es demasiado pesada esto puede ralentizar el proyecto, y si es muy liviana y con pocos reaseguros, el gestor del proyecto puede perder el control.


La experiencia y las habilidades del gestor de proyecto ayudarán a elegir el mejor enfoque.


Procesos existentes

En cualquier empresa, la madurez y la facilidad de uso de los procesos de proyectos existentes influyen en gran medida en la metodología a usar.


Algunos procesos de la compañía pueden agregar peso, lo que hará más lenta la finalización de las tareas, mientras que otros pueden vulnerar controles inherentes a la metodología, lo que puede redundar en el disparo de riesgos o la falla de ciertos pasos.


Para los puristas, una metodología no debiera adaptarse a la cultura empresaria donde está siendo utilizada, pero en la práctica, es clave tener muy en claro cómo y dónde esta cultura puede traer inconvenientes, y hacer las adecuaciones necesarias.


Conclusión

No hay metodologías mágicas que sirvan para todo, ni se pueden hacer collages de distintas metodologías esperando que funcionen a la primera vez.


La definición en sí, debe estar clara y compartida con el equipo de proyecto desde el inicio, y haber pasado el análisis de ser lo mejor para el tipo de proyecto, pero, sin lugar a dudas, todos deben estar preparados para cambiarla o hacer las adaptaciones necesarias durante el desarrollo, para que ésta funcione eficientemente.


La metodología nunca puede ser una excusa para el fallo en conseguir los objetivos.


Como siempre, la experiencia, intuición y olfato del gestor de proyectos, harán la diferencia.


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