Hay un dicho budista “Como en el principio, será en el medio, y en el final” que es uno de los elementos de juicio que uso desde que aprendí que casi nunca falla, que casi siempre es cierto.
Eso quiere decir que las cosas muy a menudo continúan como comienzan.
El comportamiento, la comodidad, la claridad o la falta de ella, el don de gente o la desconsideración, cualquiera de estas cosas que veamos en un primer momento de una situación, sea ésta el análisis de un problema, la consideración de una solución o la entrevista con una persona, estará presente por la duración del evento, sea cual sea la dinámica, en mayor o menor grado.
IGNORE LOS SIGNOS TEMPRANOS BAJO SU PROPIO RIESGO
En mi trabajo, usualmente me encuentro con situaciones a resolver en mis clientes (para eso nos pagan) y muchas veces, lo que encuentro en la primera reunión, continúa más o menos de la misma manera en el transcurso del trabajo.
Si la empresa tiene un sesgo autoritario, si las personas que entrevisto son desconfiadas o no son de confiar, si hay mentiras blancas o de las otras sobre algún tema, estas cosas no desaparecen.
Quizás cuando mi trabajo es hacer que algo de esto cambie, hay bastantes probabilidades de conseguir algo diferente, pero si no es el tema del contrato, nada cambiará.
Me ha pasado incluso con personas que conocí en distintas oportunidades donde la primera impresión fue que no eran de confiar, y efectivamente no lo fueron, o con otras que su egocentrismo los llevaba a ignorar sus errores y culpar a otros de lo que les pasaba y lo siguieron haciendo.
Pero el problema aquí no es que esto pase, sino cuántas veces ignoramos esa impresión, y cuantas otras omitimos en nuestro análisis eso que vemos por pensar optimistamente que cambiará.
Nuestra naturaleza hace que muchas veces nos creamos todopoderosos y aún dándonos cuenta de algo, pensamos que lo resolveremos durante la marcha, y luego lamentamos no haberlo tenido en cuenta cuando ya es tarde.
Por suerte, en esto de aprender de las equivocaciones soy un campeón (no por genio sino por haberme equivocado mucho) y por eso tengo siempre presente que, si ignoramos los signos tempranos, aumentamos el riesgo de tener problemas, muchas veces, más grandes de lo que podemos manejar.
Así como cuando hablamos de calidad decimos que es mucho más conveniente hacer las cosas bien desde el principio, lo mismo pasa con esto.
No ignoremos las señales, pongamos bajo la lupa estas cosas, actuemos sobre ellas tempranamente y nos estaremos ahorrando muchos dolores de cabeza.
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