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Un zafiro para tu gestión del cambio - Parte 3 (última)


Intercambio de ideas, zafiro, mano entregando

En artículos anteriores, habíamos definido SAPHIR como la serie de etapas para llevar a cabo una gestión de cambios eficiente, a saber:

  1. Sentar las bases

  2. Aprender lo que necesitamos saber

  3. Planificar el proceso de cambio

  4. Hacer que el cambio funcione

  5. Internalizar el cambio en la organización una vez implementado

  6. Revisar los resultados del cambio

Vimos ya cómo sentar las bases, pensar qué hacer con las personas y planificar, así que sigamos con las etapas restantes.


4. Hacer que el cambio funcione

Para que nos vaya bien con los cambios, la gestión de los mismos se debe ocupar de ver qué tan bien entienden las personas lo que comunicamos sobre lo que estamos haciendo, porque de no entenderlo bien, puede que no se sumen, o peor aún, lo boicoteen.


Por otro lado, es fundamental reforzar el comportamiento positivo, motivar y apoyar a las personas durante el cambio.


Seguramente, y a pesar de haber tomado las precauciones, deberemos manejar ciertas resistencias, así que es una medida inteligente tener planes para manejarlas, o generarlos a medida que aparezcan las mismas.


Algo que no debemos perder de vista es qué nos dicen las métricas sobre nuestro progreso y actuar apenas veamos desvíos sobre lo esperado, ya que, como en cualquier nuevo proceso, seguramente habrá cosas que no funcionen o no lo hagan tan bien como deseamos.


Debemos asegurarnos de estar aprendiendo de nuestros errores a medida que implementamos y hacer las correcciones necesarias que vayan surgiendo.


5. Internalizar el cambio en la organización una vez implementado

Muchos piensan que, una vez implementado el cambio, el trabajo ha terminado, pero todavía quedan cosas para hacer para que el mismo deje de ser lo nuevo y pase a formar parte natural de la vida cotidiana.


Si hemos abordado bien el trabajo, quizás podamos relajarnos un poco, pero si hay ruido o quejas, debemos trabajar en los ajustes para asegurarnos de resolver el problema que nos propusimos resolver.


Claro que, hasta aquí, hubo un trabajo arduo posiblemente de mucha gente, por lo que hay que pensar qué haremos para reconocer y recompensar los logros y esfuerzos, porque seguramente éste no será el último cambio y a futuro vamos a volver a necesitar ayuda.


Y el último paso de esta etapa es ver qué queda por hacer y cuáles son nuestros próximos movimientos con la idea de hacer desaparecer la percepción de un cambio activo, y pasarla a una sensación de operación normal.


6. Revisar los resultados del cambio

Todo proyecto debe tener un cierre, y en el cierre se deben hacer muchas cosas, como liberar los recursos que ya no se utilizan, cerrar cuentas y otros, pero el punto más importante es revisar lo hecho.


Y no solo debemos revisar los resultados del cambio, sino también la forma en que lo llevamos adelante, analizando la mejor manera de aprovechar las lecciones aprendidas.


Los cambios son necesarios y muchas veces obligatorios e insoslayables, pero, como hemos visto, para hacerlos con éxito, hay que hacer mucho más que ponerse a cambiar.


Si has llegado hasta aquí, trabajando es estas etapas, ciertamente te mereces tu zafiro.


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