Hace un par de meses, gracias a un amigo y compañero que conozco desde el preescolar, me reencontré con un grupo de scouts de la agrupación a la cual fuimos también juntos.
Fue un viaje al pasado hermoso, lleno de recuerdos de aventuras, anécdotas y situaciones que nos hicieron reír mucho, pero que, además, me mostraron que ese sentimiento que nos unía hace 50 años, sigue siendo el mismo.
Entre ellos están los que al entrar yo eran el jefe y subjefe de tropa, el guía de mi patrulla (Toros, tenaces y poderosos), uno de los líderes ejemplares que tuvimos (al menos según la visión de algunos de nosotros) y también algunos compañeros.
Todos crecimos en esa agrupación y fuimos ocupando los cargos que iban dejando los otros que ascendían (esos a los cuales admirábamos).
Quizás, los que dejaban el cargo tenían algunas dudas y miedos sobre los que quedaban, pero se arriesgaron a pasar la posta y, pasado el tiempo, coincidimos en que no fue para nada malo.
Me puse a pensar entonces en los cambios de generaciones en las empresas, y decidí escribir esto…
¡Alto! ¡Paren el mundo!
¡Estimados líderes, detengamos el tiempo!
Cerremos nuestros ojos y regresemos por un momento a cuando tuvimos la oportunidad de acceder a una posición de liderazgo.
¿Creen que nuestros líderes de ese momento se sentían cómodos al entregarnos las llaves del reino?
No lo creo probable, pero, aún con algunos temores, depositaron su confianza en nosotros y pasamos a estar a cargo.
Algunos casos seguramente pueden discutirse, pero, en general, parece que hicimos un buen trabajo.
La verdad es que, estuvimos listos porque hubo gente se arriesgó y nos puso a cargo de proyectos, programas, grupos de trabajo y equipos donde aprendimos las habilidades de liderazgo que necesitábamos.
Por supuesto, cometimos muchos errores, pero, con certeza, la gran mayoría de nosotros aprendimos de cada uno de ellos.
En la vida empresarial, cada generación necesitó hacer lo mismo con la que lo seguía, los Baby Boomers dieron paso a la generación X, esta a la Y, y esta a los Millennials, y en este momento, necesitamos hacer lo mismo con la Generación Z en nuestros equipos.
Podemos usar como excusa que tenemos las manos atadas por Recursos Humanos o alguna otra autoridad, pero ellos solo nos dan pautas generales, esperando que seleccionemos a los candidatos más calificados.
Claro está, que es absolutamente fundamental que sigamos nuestros respectivos procesos de selección e ingresemos al candidato mejor calificado, pero, depende de nosotros desarrollar las habilidades de estos compañeros de equipo, en lo que necesitan para remplazarnos en el futuro.
Personalmente, no estoy de acuerdo cuando la gente generaliza que las personas de esta generación Z no son leales y, de hecho, lo mismo decían de los Millennials, y los anteriores de cada generación que los precedió.
El tema es que, los mejores, no son leales a un asiento en una oficina, una posición en el organigrama o una empresa determinada, son leales a los desafíos, y es nuestro trabajo mantenerlos exigidos y desafiados más allá de lo que creen que es posible.
Y nuestro principal desafío es cambiar su paradigma sobre lo que es posible en nuestra empresa o nuestro equipo.
Cada generación a tenido las características propias de una época, por lo que negarlas o ir en contra de ellas es estar totalmente desubicado, pero también generalizar es un error, porque las generaciones están hechas de personas, y las personas no son todas iguales.
La vida es un ciclo, y en ese ciclo, todos tenemos un tiempo determinado para pasar el control y el poder, pero no se lo pasamos a una generación, particularmente, se lo pasamos a una persona en la que confiamos o debemos confiar, y que tiene características propias que debemos conocer muy bien, porque a ella le dejamos como legado, nuestras responsabilidades.
No es un tema menor…
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