Cuando hablamos de liderazgo siempre se nos viene a la mente un cúmulo de imágenes de una persona al frente de otras dirigiendo la marcha.
Sin embargo, las necesidades actuales de las empresas, la dispersión de lugares de trabajo, la falta de especialistas en los lugares donde se los necesita, terminan construyendo equipos de trabajo diseminados en amplias geografías sin contacto personal entre ellos, a veces, por mucho tiempo.
En estos escenarios, las falencias de los líderes se hacen más notorias porque todo queda relegado a contactos esporádicos entre las personas, donde muchas veces se pierde mucho de lo que da el tratamiento cara a cara.
Ser líder en estos nuevos escenarios requiere de muchas habilidades extras y/o las usuales reforzadas porque hay que ser, entre otras cosas, más meticuloso en la gestión, más decidido en la delegación, más claro en los mensajes y por sobre todas las cosas, mas paciente con los yerros.
Meticulosidad
Se debe ser más meticuloso en la gestión porque no se pueden controlar visualmente los avances ni pasar por los escritorios a ver como van las cosas.
Hay que establecer puntos de control específicos y armarse una rutina para hacerlos efectivos.
Hay que definir cosas concretas, ratios, objetos definidos a construir, elementos tangibles a reportar, y todo aquello que sea de rápida revisión y nos muestre un avance concreto o una decisión binaria: pasa o no pasa, se hizo o no se hizo.
En este caso, tener un tablero de control o una lista a chequear es indispensable.
Delegación efectiva
Para poder hacer esto a distancia se requiere ante todo una claridad de objetivos impecable, y una ajustada definición de tiempos, asignaciones y metas, mucho más ajustada que la que podríamos necesitar estando en el mismo lugar porque las preguntas por dudas no son instantáneas y el hecho de no tener contacto personal, hace que todo fluya menos, vaya más despacio y sea necesariamente más formal.
El tema aquí es que uno debe trabajar mucho sobre la persona a la que delega, conocerlo bien, saber cuáles son sus puntos fuertes y débiles y sobre todo, tenerle la suficiente confianza para depositar en esa persona una tarea, sabiendo que la cubre y que podemos descargar en ella esta responsabilidad aunque sigamos siendo responsables nosotros puertas afuera del equipo.
Comunicación efectiva
Hay que ser consciente que, cuando mayor es la distancia más necesaria es esta aptitud.
La claridad del mensaje, la necesidad absoluta de tener el feedback correcto, la importancia de comprender el estado de ánimo de nuestro equipo remoto para poder modificar el mensaje de acuerdo a esto, la imperiosa necesidad de chequear la comprensión sin ver un rostro, un gesto, una mirada, son habilidades difíciles de obtener y ejecutar efectivamente, pero no imposibles.
Solo hay que tener en cuenta que hoy es un tema muchas veces problemático aun en forma presencial, así que lo es más todavía en estos escenarios.
Qué hacer con los yerros?
En este aspecto, no se puede ser punitivo, porque no sirve, genera mal clima y nos juega en contra porque la distancia nos hace más malos de lo que creen que somos y esto predispone mal.
Hay que corregir enseñando, tarea nada fácil y solo apta para espíritus templados.
Entender que las personas que hacen se equivocan y pueden aprender de sus errores nos lleva a tratar estos temas sin carga emotiva, objetivando el error y tomándolo como un elemento de aprendizaje, que se debe incluso documentar para futuro.
Lo que hay que hacer no dista de lo que haríamos con un equipo en forma presencial, pero en remoto, hay que ser extremadamente más cuidadoso con las palabras y los hechos.
Y el viajero frecuente?
No utilizar la tecnología disponible e intentar hacer las cosas a la antigua tratado de estar siempre presente en persona, se ha transformado hoy en un arma de doble filo.
Si bien pueden obtenerse resultados en forma más rápida en algunos casos, también es cierto que la acumulación de millas de viajero va acompañada de pérdida de efectividad (viajes largos para reuniones cortas), acumulación de cansancio, temas familiares (ausencias periódicas del entorno familiar), mayores costos (viajar puede ser muy caro), pérdida de la inmediatez de resolución, etc.
Aún en mi caso, que soy un ferviente practicante de las relaciones personales con contacto directo, porque me generan mucho más seguridad y comodidad, entiendo que, si bien esto es bueno, no puede ser aplicado en forma general o como norma porque eso me haría menos productivo.
Por lo tanto, en caso de no ser un fanático de la acumulación de millas, comience ya a prepararse para estos demandantes entornos y viaje solo para lo indispensable.
Su equipo, su familia y las finanzas de la empresa se lo agradecerán.
Preguntas de Autoevaluación para una Persona
¿Estableces puntos de control específicos y rutinarios para gestionar a distancia?
¿Conoces bien los puntos fuertes y débiles de las personas a quienes delegas tareas?
¿Adaptas tu comunicación para asegurar claridad y comprensión en equipos remotos?
¿Corriges los errores de tu equipo enseñando y sin ser punitivo?
¿Utilizas la tecnología disponible para evitar viajes innecesarios y mantener la productividad?
Preguntas de Autoevaluación para una Empresa
¿La empresa cuenta con herramientas y procesos para monitorear el avance de proyectos a distancia?
¿Se realizan capacitaciones periódicas para mejorar las habilidades de delegación y comunicación de los líderes?
¿Se fomenta una cultura de comunicación efectiva y retroalimentación constante en equipos remotos?
¿La empresa tiene políticas para manejar y aprender de los errores sin recurrir a medidas punitivas?
¿Se prioriza el uso de tecnologías de comunicación y colaboración en lugar de viajes frecuentes para reuniones?
Si una o más respuestas fueron negativas, entonces hay trabajo que hacer y somos los socios indicados para ayudarte a hacerlo
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