Cisnes negros, presupuestos y el arte de equivocarse con estilo
- Daniel Sachi
- 8 abr
- 3 Min. de lectura

"El problema no es que no sepamos lo que nos espera, sino que creemos saberlo." — Adaptación libre de Nassim Taleb
Vivimos en un mundo obsesionado con el control.
Planificamos, presupuestamos, hacemos proyecciones y, aún así, la realidad se empeña en recordarnos que somos más frágiles de lo que nos gustaría admitir.
¿Cuántas veces un proyecto se fue al traste por un detalle que nadie vio venir?
¿Cuántas empresas han naufragado por confiar demasiado en sus predicciones?
El problema no es la falta de inteligencia, sino la arrogancia de creer que podemos domar lo impredecible.
Cuando el cerebro juega en contra
Nuestras decisiones están condicionadas por sesgos que ni siquiera notamos.
El exceso de confianza, por ejemplo, es como ese amigo que te convence de apostar todo al rojo en el casino porque "esta vez sí va a salir", y lo cierto es que casi nunca sale como deseamos.
Michael Mauboussin lo explica mejor en Smart People, Dumb Decisions:
”Incluso los más brillantes cometen errores estúpidos cuando subestiman la complejidad de los sistemas en los que operan. Y aquí está el detalle: los negocios, la economía y hasta la vida misma son sistemas complejos.”
Pequeños cambios pueden desencadenar efectos masivos, como cuando el agua se convierte en hielo de un momento a otro (el famoso "gran pum-ah" del físico Philip Ball).
El mito del cisne blanco (y por qué el negro te parte la cara)
Karl Popper ya nos advirtió: ver mil cisnes blancos no prueba que no existan los negros. Pero, claro, preferimos creer en patrones reconfortantes.
Nassim Taleb, en El Cisne Negro. lo ilustra con el pavo que, después de 1.000 días de banquetes, descubre demasiado tarde que el Día de Acción de Gracias no es un festín para él, sino él es el festín.
Lo mismo pasa en los negocios:
Merrill Lynch perdió en dos años más de lo que había ganado en 36.
Blockbuster ignoró el streaming hasta que Netflix le pasó por encima.
Kodak, inventora de la cámara digital, se quedó pegada en el papel.
¿Falta de visión?
No exactamente.
Falta de humildad para aceptar que el futuro no es una línea recta.
Cisnes grises: los enemigos que sí puedes ver (pero ignoras)
Taleb hace una distinción clave:
Cisne negro: lo imprevisible, lo que nadie vio venir (pandemias, crisis financieras repentinas).
Cisne gris: lo previsible pero improbable, esos riesgos que sabemos que existen pero que, como no han pasado aún, los tratamos como si no existieran.
Warren Buffett lo resumió con ironía:
"Las sorpresas casi nunca son agradables."
Y aún así, seguimos sin prepararnos para ellas.
Cómo no morir en el intento (consejos para navegar el caos, aunque no puedas con los cisnes negros)
Deja de fingir que controlas todo Los presupuestos y planes son necesarios, pero flexibles. Si tu estrategia no admite ajustes, es un castillo de naipes.
Busca los cisnes grises
Haz una lista de "qué podría salir mal" en cada proyecto. No para paralizarte, sino para tener Plan B, C y D.
Escucha a los disidentes
Si todos en tu equipo están de acuerdo, algo huele mal.
Busca a quien cuestione el statu quo.
Aprende a soltar a tiempo
Si una inversión, un producto o una estrategia muestra señales de agonía, no esperes al "gran pum-ah".
Entrena la toma de decisiones
Como dice Mauboussin, nadie nace sabiendo gestionar lo impredecible.
Practica con escenarios hipotéticos, juegos de estrategia, estudios de caso.
5 preguntas para evaluar si tu empresa está lista para lo imprevisible
¿Nuestros presupuestos incluyen márgenes para lo inesperado? (O son optimismos disfrazados de números).
¿Tenemos procesos para detectar señales débiles de cambio? (O solo reaccionamos cuando el problema ya es obvio).
¿Celebramos a quien señala riesgos incómodos? (O los tachamos de aguafiestas).
¿Hacemos simulacros de crisis? (O cruzamos los dedos esperando que no pasen).
¿Aprendemos de los errores o los enterramos en informes que nadie lee?
Al final, la diferencia entre una empresa resiliente y una quebrada no está en la suerte, sino en la capacidad de aceptar que el mundo es caótico.
No se trata de predecir el futuro, sino de estar listos para lo que sea que traiga.
Y tú, ¿ya viste algún cisne negro (o gris) en tu organización?
Siempre existen, negros y grises, así que, si no has visto ninguno de ellos, es hora de que nos llames.
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