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¿Qué es lo normal para ti?


rock, heavy metal, banda de músicos

AC/DC no es la banda típica que le harías escuchar a tu hijo pequeño, sin embargo, no puedes evitar que los vea y escuche si a ti te gustan.


A pesar de no ser un gran fanático del estilo, sé que atrae a gente de muy variada edad, y entre ellos, he descubierto que también a mi hijo de 4 años, al que no solo este estilo, sino también la salsa, la cumbia y la música en general.


Creo que un niño expuesto a espectáculos de diferentes estilos musicales aprendería muchos tipos de música, conocería a todo tipo de personas y vería formas de arte inusuales, y su perspectiva sobre las multitudes, el volumen, la autoexpresión y la tolerancia sería diferente a la de un niño que no pasara por esto.


Se me ocurrió, por un instante, después de ver a mi hijo disfrutando del concierto y haciendo el típico gesto de los fanáticos del rock con su mano, que alguien al verlo podría definirlo como un “metalero” o “rockero”, pero uno debe tener mucho cuidado de catalogar a las personas por un gusto, o una predilección puntual, ya que el abanico posible detrás de esto puede ser inmenso.


En la vida de las organizaciones, como líderes, también debemos tener mucho cuidado de no estereotipar a las personas o ponerlas en categorías en las que podrían no encajar.


Cuanto más nos interesemos por los que dirigimos, más probabilidades tendremos de aprender algo que ellos puedan aportar y que nadie más pueda, por lo que tener como costumbre hacer buenas preguntas y escuchar atentamente las respuestas, siempre valdrá la pena.


Si alguna vez un jefe se ha interesado en algo tuyo y esto ha resultado en una mejor asignación, o si alguna vez aprendiste un detalle sobre alguien de tu equipo que te permitió usar mejor sus habilidades únicas, entonces sabes lo extremadamente útil que resulta esta práctica.


Particularmente he tenido repetidamente la experiencia de aprender algo fuera de lo común sobre alguien y hacer que las cosas en su trabajo cambien a partir de eso.


Como líder debes observar más que mirar y escuchar más que simplemente oír, y cuanto más practiques esto, más eficaz podrás ser y más eficiente será tu equipo.


Muchas personas en las organizaciones pasan por la vida con los ojos vendados y solo escuchan a medias, y, la verdad, prefiero mi camino porque hace las cosas mucho más interesantes.


Como personas, todos tendemos a gravitar hacia otros con ciertas características comunes porque nos sentimos cómodos y seguros, pero los líderes debemos luchar contra esta tendencia y aprender a confiar y a acercarnos a todos los miembros de nuestro equipo.


Debemos vernos a nosotros mismos más como cabeza de una banda de jazz que como directores de orquesta.


En el jazz, el que encabeza elige la pieza musical y marca el ritmo, el resto es responsable de mantener el ritmo, pero creando dentro de la armonía y mejorando su propia experiencia.


El punto es que la diversidad y la exposición bien llevadas, le permiten a cada uno formular algo según sus propios gustos, disgustos, y conciencia de lo que sucede a su alrededor, y a ti obtener un mejor resultado grupal.


Nadie puede decir cabalmente dónde está el límite de la normalidad, y que haya consenso sobre algo no significa que esa definida normalidad valga para todos.


Para evitar los sesgos y el prejuzgamiento, y quedarte en la cómoda situación de límites predefinidos como normales, debes salir de tu oficina, caminar tu empresa, hablar con tu gente y escuchar el doble de lo que hablas, tener charlas uno a uno para conocerlos mejor, y utilizar todas tus herramientas para sacar lo mejor de cada uno.


Haciendo esto siempre encontrarás esas raras gemas que da la diversidad, y así, la recompensa estará a la vuelta de la esquina…



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