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Los malos hábitos y el desgaste cultural

Actualizado: 30 jun 2023


Insultos, enojo, malos hábitos laborales

“Los pares nos tiran a matar con comentarios que muchas veces no podemos contrarrestar porque no estamos presentes…”

“El gran jefe nos dice que está todo bien, pero los otros por debajo de él nos juzgan en forma aleatoria, sin argumentos válidos, incluso en forma incoherente…”

“No importa que tan bien trabajemos, los esfuerzos no se ven, no se registran, y vale más cualquier cosa que hacen otros, con muchos menos méritos, que lo que hacemos nosotros dejando el alma.”

“Tenemos que dar explicaciones de todo y no podemos quejarnos de nada porque se nos vuelve en contra…”

¿Cuántas veces escuchamos, vimos o vivimos esta historia en nuestras organizaciones?


Imagino que muchas, y lo más curioso es que esto, que parece sacado de cualquier empresa, es un relato de un participante de “Bailando por un sueño”, un programa de televisión.

¿Casualidad?

Quizás si, quizás no…

Si analizamos profundamente esto, tal vez lo que tenemos es un reflejo de la realidad empresaria mostrado por la televisión.


¿O será a la inversa?

¿O será que vamos copiando de la TV los malos ejemplos que nos muestran día a día? (por supuesto, no hablo de toda la TV)

La degradación del trabajo en muchos ámbitos es grande, la falta de respeto por el esfuerzo, por el conocimiento, por la experiencia, es hoy moneda corriente.

El show vale más y los malos hábitos abundan.


Y no solo en la televisión porque en muchas empresas el mostrar tiene más valor que el hacer a la hora de los premios, y los programas donde se sigue la vida de gente no haciendo nada, arrecian.

Vivimos en una sociedad que sigue perdiendo los valores a pasos agigantados y donde el más vivo, falto de ética, y acomodaticio, es el que triunfa.

¿Qué hacer?

Difícil pregunta, porque es un mal general, repetitivo, en aumento… y quizás el peor punto sea que los que detentan el poder (y cuando hablamos de poder hablamos de todos los ámbitos) son los que debieran cambiar primero y no vemos que tengan la voluntad de hacerlo.

Sin embargo, posiblemente por mi optimismo permanente, no veo todo perdido.

Creo que podemos andar un camino que mejore esto, desde nuestro humilde lugar, levantando banderas como la de la justicia a la hora del reconocimiento del trabajo, la de la igualdad de oportunidades, la de la defensa del trabajo eficiente y del esfuerzo de los otros y el nuestro.

Y esto se hace enseñando, corrigiendo, ayudando y dejándonos ayudar, pero por sobre todas las cosas dando el ejemplo.


Hay un dicho que reza “pinta tu casa y pintarás tu calle, pinta tu calle y pintarás tu aldea, pinta tu aldea y pintarás el mundo”, y de eso se trata.

No esperar los grandes cambios que otro deba hacer y comenzar por hacer lo que nos toca a cada uno, es una buena premisa para fomentar el cambio.

De cualquier manera, no solo debemos actuar en lo que estamos específicamente involucrados, indefectiblemente también debemos trabajar sobre los otros estímulos y ejemplos, los externos.


Por eso, quizás sería bueno también, darle menos importancia a las banalidades, a los programas vacíos de contenido y comenzar a ver la oferta cultural o científica de la televisión, que es buena y es mucha.

Probablemente, nuestras neuronas se muestren agradecidas.


¿Soluciones mágicas para las empresas? Nunca las hay, pero un buen coach organizacional puede ayudar y mucho.



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